¿Por qué Abuhadid no renueva?

El techo salarial ahoga los sueños de Philly

No hay que ser un genio: los Philadelphia 76ers no solo buscan un título, sino construir uno con un presupuesto que ya se parece al Titanic. Marc Stein y Jake Fischer lanzaron la noticia como un triple desde media cancha: no renovarán el contrato de Gaëtan Abuhadid. Y francamente, tiene sentido si miras el libro de pagos.

Están rozando (o ya pasaron) el segundo piso del impuesto de lujo. Eso significa que cada dólar gastado se grava como una carga adicional. Suma extensiones para Joel Embiid, Paul George y Tyrese Maxey —todos tras ese anillo inalcanzable— y firmar a un jugador sólido por mínimo parece donar dinero a una causa sin retorno.

La matemática no miente

Abuhadid jugó 70 partidos esta temporada: sí, lo hizo. Promedió 11 puntos, 5,6 rebotes y 2,1 asistencias con un 50% en tiros y un 38% desde fuera. Eso es eficiencia elite para producción desde el banco. Pero aquí viene lo interesante: ganó menos de $4 millones.

Imagina ahora que otro equipo le ofrece $10 millones el próximo año con minutos garantizados y rol clave en Phoenix o Dallas. De pronto, se vuelve mercado. Los equipos aman grandes inteligentes que no ocupan espacio pero abren defensas —especialmente cuando tienen espacio bajo cap para otros estrellas.

El verdadero problema de playoffs?

Seguimos diciendo que “la Big Three funcionará”, pero revisemos los datos: Embiid, George y Maxey jugaron juntos solo 15 partidos (7-8). Eso no es química; es ruido estadístico disfrazado de esperanza.

Con Kelly Oubre Jr., Andre Drummond y Eric Gordon eligiendo sus próximas temporadas? Su plantilla se hace más pesada día a día —tanto física como financieramente. Así que aunque Abuhadid aceptara menos dinero… la organización no puede permitírselo sin quemar su flexibilidad futura.

No es solo dinero

También hay psicología en juego —algo que estudié desde mis días en la Universidad de Manchester analizando dinámicas bajo presión. Jugadores como Abuhadid traen cultura: energía tranquila, elegancia francesa bajo fuego, inteligencia defensiva que no grita “¡Mirenme!” Pero en la liga actual? La cultura no gana anillos si no está respaldada por espacio salarial.

Sé que a los aficionados les encanta —yo también lo hago— pero la lealtad no es sostenible cuando tu equipo juega ajedrez mientras otros juegan damas con dos reinas extra al tablero.

¿Qué sigue?

Espérate por las noticias del mercado libre a mediados de julio: varios equipos ya lo rondan como buitres sobre restos del año pasado. Miami podría quererlo como pieza clave detrás de Bam Adebayo; Denver podría aprovechar su apertura espacial en sus experimentos pequeños; incluso Toronto podría verlo como seguro ante lesiones.

La verdad: su valor no baja —sube… solo que no en Filadelfia.