Kareem a los 39: Maestro de la longevidad

Cuando la edad se convirtió en una ventaja

Recuerdo ese partido anoche — no en la tele, sino en mi mente. Era 1987. El escenario: Juego 6 de las Finales de la NBA. Los Lakers luchaban por cerrarle al Celtics. Y ahí estaba él — Kareem Abdul-Jabbar — con 39 años, jugando poco más de 30 minutos.

Anotó 32 puntos con 13 de 18 tiros, incluyendo un clásico skyhook sobre dos defensores que me hizo respirar aliviado como si hubiera estado conteniendo el aliento toda la temporada.

Sí — un hombre mayor que muchos padres de jugadores — aún dominando al más alto nivel.

## El mito de la edad dorada

Vivimos en una cultura obsesionada con el ‘pico de rendimiento’, normalmente definido entre finales de los teens y mediados de los veinte. Glorificamos la juventud en deportes, carreras e incluso relaciones.

Pero Kareem no alcanzó su pico joven. Lo alcanzó cuando todos pensaban que ya había declinado.

En esas seis series del ’87:

• 21,7 puntos por partido
• 7,3 rebotes
• 2,5 tapones por juego
• 51% en tiros (élite a cualquier edad)

No fue suerte ni nostalgia: fue arte. Un cuerpo pulido no solo con fuerza o velocidad, sino con paciencia, sabiduría y una comprensión única del espacio.

## Por qué su legado sigue importando hoy

En mis estudios sobre comportamiento digital y resiliencia emocional, encuentro a personas atrapadas entre dos miedos: temer quedarse atrás… y temer nunca volver a ser relevantes.

La historia de Kareem traspasa ambos como un skyhook a través del cesto. The verdad? La relevancia no depende de tu edad. Depende de tu presencia. Y esa presencia no es basada en rendimiento: es guiada por propósito. Kareem no jugaba para demostrar que aún podía hacerlo; jugaba porque sabía exactamente lo único que él podía aportar al campo. Esa claridad? Rara a cualquier edad.

## La rebelión silenciosa del envejecimiento bien hecho

Antes pensaba que longevidad era sobrevivir hasta jubilarse… hasta leer cómo entrenaba Kareem: repeticiones lentas antes del amanecer; meditación; dieta enfocada en recuperación más que ganancia.

Para muchos fanáticos actuales (especialmente jóvenes), su estilo parece anticuado o pasivo comparado con atletas explosivos actuales. Pero aquí está el irony: su calma era agresividad — silencio estratégico ocultando intención profunda. Pensémoslo cuando alguien diga ‘haz más esfuerzo’ o ‘siempre sé agresivo’. A veces ganar viene saber cuándo NO moverse. No es pereza: es precisión.

## Una llamada hacia el sentido más allá de las métricas

Como quien estudia cómo medimos valor —por likes, promociones o victorias— he llegado a creer que necesitamos más modelos como Kareem: no solo por sus estadísticas, sino por su filosofía. No buscó fama tras el éxito; redefinió qué era el éxito después del brillo. En una era donde el agotamiento es pandémico entre adultos jóvenes (especialmente mujeres entre 18–24), su carrera parece menos historia y más medicina. Si te sientes presionado/a a gritar para ser visto/a… recuerda: los movimientos más silenciosos dejaron las huellas más largas.