Cuando el marcador es 1-1

by:JadeLane939 horas atrás
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Cuando el marcador es 1-1

Cuando el marcador es 1-1: Un momento de verdad en la batalla por la supervivencia en Brasil

El reloj marcó las 00:26 del 18 de junio de 2025—justo después de medianoche—y con él, no llegó la victoria, sino el silencio.

Volta Redonda vs Avaí terminaron en empate sin goles en Baixada Fluminense. Sin héroes. Sin ganador dramático al final. Solo dos equipos que lucharon como si todo estuviera en juego… y nada que probar.

Viví este partido no como aficionado, sino como quien estudia cómo la emoción moldea las decisiones bajo presión. Y honestamente: lo más fascinante no fue el gol de Rony ni el disparo cerca de Vitor; fue cómo ambas escuadras se negaron a derrumbarse en los últimos minutos.

El peso de aferrarse

Volta Redonda—fundada en 1953 en Río de Janeiro—siempre ha sido conocida por su consistencia áspera. No son llamativos. No buscan titulares. Pero tras diez temporadas en Série B, han forjado una reputación por sobrevivir donde otros se desintegran.

Esta temporada? Están a mitad de tabla tras doce fechas—solo un punto arriba del descenso. Su posesión promedio ronda el 47%, y su disciplina defensiva es su única armadura contra el caos.

Avaí, por otro lado—from Florianópolis desde 1923—lleva una energía distinta. Los aficionados gritan desde el amanecer hasta el anochecer; sus camisetas azul y blanco ondean como banderas entre las colinas del sur del Brasil.

Pero este año? Menos alegría. Tras tres derrotas en cinco partidos antes del choque, incluso la hinchada local comenzó a susurrar dudas.

Así que cuando Rony abrió el marcador con un tiro frío desde fuera del área—un gol que resonó entre cada seguidor parado—I sentí algo más profundo que emoción: alivio.

Porque a veces ganar no se trata de fuerza… sino de presencia.

La psicología del empate: Por qué un empate = drama

La psicología nos dice que los empates generan tensión cognitiva: obligan a los equipos a asumir riesgos mayores mientras aumenta la ansiedad ante errores decisivos.

Y así fue: ambas partes cometieron fallos en la segunda parte. Volta Redonda desperdició dos oportunidades claras por vacilación—aclase típica de ‘parálisis analítica’ bajo presión. Avaí perdió tres tackles consecutivos dentro de su propio campo antes de recuperar compostura con un empate gracias a Vitor Mendes tras una contra rápida.

No fue bonito… pero fue real.

De hecho, lo que hizo memorable este partido no fue su calidad—sino su honestidad. Ambos equipos mostraron fallas que rara vez vemos en los resúmenes: lapsus por fatiga, malentendidos entre defensores e incluso un jugador deteniéndose a mitad de carrera para revisar su GPS (sí, realmente). Esa vulnerabilidad humana? Humaniza más al deporte que cualquier gol jamás podido celebrar.

¿Qué viene ahora?

Con solo cuatro partidos antes del descanso intermedio—and ambas escuelas peleando por salvarse—I me pregunto si este empate será visto como progreso o decepción? Para los aficionados de Volta Redonda? Puede sentirse como esperanza recuperada tras meses de temor. Para los seguidores del Avaí? Probablemente otra recordatorio: la dinámica importa más que los momentos individuales. either way—the emotional cost is real.* The truth is: losing doesn’t always hurt more than failing to win.* The pain of holding back… is quieter—but heavier.* The same mental weight I once carried during my own academic burnout years ago—that crushing sense that almost isn’t enough.* Precisely why I write these reflections—not just for footballers—but for anyone who’s ever stared at failure and said: ‘We tried.’ ‘We didn’t quit.’ ‘That counts.’ And maybe… it does.* * *What do you think:** Is holding steady better than falling down—or just delayed collapse? Please share your thoughts below 👇 —your voice matters louder than any broadcast comment section ever could.

JadeLane93

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